viernes, 8 de mayo de 2009

85° ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL APRA


Hablar del APRA es referirse a más de un siglo de la historia del Perú, por lo que, para comprender al APRA, se hace necesario, conocer su rica historia.
Dos fechas marcan su nacimiento. Una, cuando el 7 de mayo de 1924 se funda en México como APRA, (Alianza Popular Revolucionaria Americana), para toda América; y la otra, la del 20 de setiembre de 1930, cuando se funda como Partido en el Perú y que conocemos con las siglas PAP (Partido Aprista Peruano).
Desde su fundación, el APRA ha sido perseguido dura e implacablemente por la oligarquía nacional; sin embargo, sus hombres han sabido imponerse ante la fiera adversidad.
Para el nacimiento del APRA fue necesario pasar por todo un proceso. Desde el primer imperialismo que azotó a América con la venida de Colón, hasta el apetito desmedido de algunos malos peruanos por llegar a la Casa de Pizarro.
Frente a esta realidad, el APRA nació bajo el abrigo de la influencia de Manuel González Prada, del Anarco-Sindicalismo, de la Revolución Mexicana y de la Reforma Universitaria.
Manuel González Prada fue el precursor de las ideas revolucionarias. Jamás en el Perú, desde 1888, ningún peruano como Don Manuel, manifestó las cosas por su nombre y denunció los atroces males que abatían nuestra patria, después de la guerra con Chile.
Don Manuel fue beligerante, abierto, terrible crítico de nuestra sinuosa vida política. Su famosa frase de “Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra”, sacudió la conciencia peruana y la predispuso a enarbolar las banderas de libertad y justicia.
Haya conoció a Don Manuel en 1917 y pudo captar del viejo luchador la tremenda fuerza con que desplegaba, azotaba y defendía sus ideas.
El Anarco Sindicalismo, que preconizaba la libertad como el valor máximo de que podía disfrutar el hombre y la base de toda revolución, fue absorbida por la inmensa clase trabajadora peruana que ante el abuso en los campos azucareros, protestó con la famosa huelga del Valle de Chicama y luego exigió y consiguió la implantación de la jornada de trabajo de 8 horas, donde Haya de la Torre tuvo un papel descollante junto a los líderes obreros Gutarra, Fonkén, Arturo Sabroso Montoya y Felipe Barrientos.
La Revolución Mexicana de 1910, donde Emiliano Zapata y Francisco Villa derrotaron sangrientamente al dictador Porfirio Díaz, tiene el mérito de haber sido una revolución auténtica y típicamente mexicana. Libre de toda influencia extranjera. Se enfrentó contra fuerzas apoyadas decididamente por el imperialismo yanqui y demostró al mundo que a un Estado corrompido es fácil derrotarlo con la vehemencia de un pueblo organizado.
La Reforma Universitaria, producida en 1918 en Córdoba, Argentina, es el primer movimiento de importancia estudiantil de América Latina, que se opuso al atraso espiritual, docente y científico que sacudían a las universidades de América. José Ingenieros, Alfredo Palacios, Ricardo Rojas, impulsaron la transformación educativa tan venida a menos en ese entonces. Ellos reclamaron una nueva forma de enseñanza y lograron renovar los métodos pedagógicos.
Todo eso sucedió antes de 1924, pero en todos esos avatares estuvo presente Haya de la Torre, quien en el Perú sacudió con su accionar la corrompida estructura social que funcionaba, logrando las 8 horas de trabajo, fundando sindicatos de obreros, implantando la Reforma Universitaria en San Marcos, declarándose en huelga de hambre, fundando las Universidades Populares “Manuel González Prada”, combatiendo incesantemente al gobierno de Leguía, quien lo desterró fuera del Perú.
Como Víctor Raúl ya era bastante conocido, el destierro le sirvió para contactarse con otros líderes e intelectuales de América. Desde Panamá pasó a México donde conoció a don José Vasconcelos. La amistad labrada con muchos jóvenes líderes y los fatigosos momentos que había pasado en el Perú, creyó oportuno el momento de fundar una agrupación que luchara contra la injusticia y contra la explotación no sólo interna, de cada país, sino contra el enemigo común que era el imperialismo.
Así llegó el 7 de mayo de 1924, fecha que todos los apristas recordamos cuando Haya de la Torre, en el salón de actos del Museo Nacional de México, entregó a la Federación de Estudiantes de esa Nación la bandera roja que luce en el centro un círculo y dentro el mapa de Indoamérica. Así se fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA); y años más tarde, el 20 de setiembre de 1930, en el Perú, en una casa de la calle Milagro de Lima, ocupada por Carlos Muñoz, se fundó el Partido Aprista Peruano (PAP), que tuvo como Primer Secretario General al c. Luis Eduardo Enríquez

No hay comentarios: